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El optimismo en un mar de negatividad

4 min

re.set — Formación

Durante las últimas semanas, hemos hablado con más de 50 directivos del marketing y la publicidad. Talleres, cafés, cenas, conversaciones de pasillo. Voces diferentes, pero el mismo tema salía una y otra vez: la ansiedad.

"Estamos incorporando tres herramientas de IA diferentes este trimestre, pero nadie tiene claro cómo van a encajar", nos decía un director de Marketing tomando un café. En un taller reciente, un director creativo comentaba: "Ahora me paso el día explicando algoritmos a los clientes en vez de hablar de qué historia queremos contar". No son preocupaciones aisladas. 

En salas, bares y restaurantes, apenas escuchamos optimismo. Y nos hizo preguntarnos: ¿por qué?

Porque bajo la ansiedad, también percibimos algo más. Ganas de actuar. Hambre de claridad. El reconocimiento de que el papel de las agencias y los responsables de marketing nunca ha sido más importante: ayudar a los clientes a navegar la incertidumbre, filtrar el ruido y convertir la tecnología de una amenaza en una ventaja.

La verdad es que el futuro no se distribuye de manera uniforme. Pero en marketing, ya está aquí. La IA, la automatización, nuevos modelos de creación de valor: no son conceptos abstractos. Están en los briefings, las presentaciones, el trabajo en sí. La pregunta no es si existen. Es cómo eligen los líderes abrazarlos.



Por qué el miedo es comprensible — y por qué no puede marcar la agenda

El miedo es comprensible, y los datos lo respaldan. Según el CMO Council y Deloitte Digital, más del 50% de los directores de marketing citan las carencias de talento en competencias de IA/datos y agilidad cultural como su principal preocupación. La Encuesta CMO 2025 revela que el 63% de los responsables de marketing reportan un mayor escrutinio del ROI por parte de consejos de administración, directores financieros y consejeros delegados. Quizás lo más revelador es la investigación de Intermedia Global que muestra que en el Reino Unido, un llamativo 92% de los directores de marketing dicen que no habrían elegido una carrera en marketing si hubieran sabido que se volvería tan tecnológica.

Todo esto hace que la ansiedad sea comprensible. Pero el miedo es un pésimo sistema para funcionar. Estrecha la visión, retrasa las decisiones y convierte los experimentos en política de oficina. Lo que los líderes necesitan no es negar los riesgos, sino la capacidad de crear optimismo como contrapeso.

Este cambio es clave porque las estrategias tradicionales —contratar más especialistas, comprar mejores herramientas o esperar a que se aclare el mercado— no logran seguir el ritmo del cambio. Las organizaciones que prosperarán son aquellas que sepan mantener el impulso mientras otras se quedan bloqueadas.

Porque el optimismo no es ingenuo. Es estratégico.



En la Era de la IA, la actitud vencerá a la aptitud

Uno de los mayores mitos en los negocios es que las carencias de habilidades son las más difíciles de cerrar. No es así. La IA ha alterado fundamentalmente esta ecuación, haciendo que la aptitud —la capacidad de adquirir nuevas habilidades— sea más accesible que nunca. Con las herramientas y plataformas adecuadas, un empleado puede aprender análisis de datos, programación o diseño en días, no años. Los tutores de IA pueden proporcionar trayectorias de aprendizaje personalizadas, y la automatización puede manejar tareas rutinarias mientras los humanos se centran en la resolución creativa de problemas.

¿Pero la actitud? Eso no se puede automatizar. Y se está convirtiendo en el verdadero diferenciador.

Optimismo. Curiosidad. Resistencia. La capacidad de seguir adelante cuando los indicadores están en rojo y los titulares hablan de crisis. Estas cualidades mantienen a los equipos cuando la incertidumbre se alarga y despiertan la reinvención cuando otros se quedan en modo supervivencia.

Los números apoyan este cambio de prioridad. Según el Índice de Optimismo Profesional 2024®, los trabajadores con una perspectiva optimista tienen un 103% más probabilidades de entregar resultados efectivos, traduciéndose en 6.521 dólares de ganancias de productividad y 616 dólares menos en costes sanitarios por empleado al año. Mientras tanto, la investigación de Glassdoor muestra que las empresas reconocidas por una cultura sólida y satisfacción de empleados han superado al S&P 500 en un 115,6%, mientras que aquellas con cultura pobre consistentemente rinden por debajo.

Estas no son métricas "blandas": son tan concretas como la cuota de mercado o el margen. Por eso, en un mundo impulsado por la IA, las organizaciones encontrarán más fácil comprar aptitud que cultivar actitud. Los líderes que sepan cómo contratar para el optimismo, construir resistencia y fomentar la curiosidad crearán la verdadera ventaja competitiva a largo plazo.


Cinco maneras en que los líderes pueden empezar a cambiar la tendencia

Si la ansiedad se ha convertido en el estado de ánimo dominante en tus equipos, aquí tienes cinco prácticas que pueden cambiar la energía y liberar el crecimiento:

Pon nombre al miedo y dale la vuelta.

Reconoce la incertidumbre directamente en las reuniones de equipo, pero inmediatamente emparéjala con posibilidades concretas. Por ejemplo: "Sí, la IA está cambiando cómo creamos contenido, y eso significa que podemos centrarnos más en estrategia y dirección creativa." Las personas pueden mantener tanto preocupación como emoción simultáneamente cuando se les da permiso para hacerlo.

Celebra el aprendizaje, no solo los resultados.

Crea "informes de experimento" semanales donde los equipos compartan lo que probaron, lo que aprendieron y lo que probarán después, independientemente del resultado. El reconocimiento por fallos inteligentes construye la seguridad psicológica necesaria para la innovación. El progreso vive en la iteración, no solo en las victorias.

Contrata por actitud más que por experiencia.

Durante las entrevistas, pregunta a los candidatos sobre momentos en que aprendieron algo completamente nuevo o cómo manejan situaciones ambiguas. Busca un lenguaje que muestre curiosidad ("Me pregunto si...") más que solo seguridad ("Sé cómo..."). Las habilidades se pueden entrenar rápidamente, pero el optimismo, la curiosidad y la adaptabilidad deben identificarse y cultivarse desde el principio.

Crea momentos de conexión.

En tiempos de estrés, la cultura se desintegra primero. Establece puntos de contacto consistentes que no sean sobre entregables de trabajo: retrospectivas mensuales del equipo, sesiones informales de mentoría o proyectos de colaboración entre departamentos. Estas conexiones humanas se convierten en la base que apoya la toma de riesgos y la innovación.

Basa el optimismo en datos concretos.

Comparte puntos de datos específicos e historias de éxito que demuestren que el progreso está ocurriendo, tanto dentro de tu organización como en todo el sector. Crea cuadros de mando que rastreen métricas de aprendizaje junto a métricas de rendimiento. Cuando las personas ven evidencia concreta de movimiento hacia adelante, la ansiedad se transforma en expectación.


La ventaja competitiva que se esconde a plena vista

Estas conversaciones nos recordaron algo sencillo: en tiempos de incertidumbre, la claridad y el optimismo no son lujos. Son ventajas competitivas que se componen con el tiempo.

Los líderes que puedan crearlas no solo calmarán la ansiedad de hoy, sino que desbloquearán el crecimiento del mañana. Mientras los competidores siguen paralizados ante las posibilidades, las organizaciones optimistas estarán experimentando, aprendiendo y desarrollando las capacidades que definirán la próxima era del marketing.

La pregunta no es si el cambio continuará acelerándose. Es si vas a enfrentar esa aceleración con miedo o con optimismo estratégico. La elección, y la ventaja competitiva, están en tus manos.

 

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