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Multitasking ¿Amigo o enemigo de la concentración y la memoria?

2 min

re.set — Formación

Hubo un momento en que ser capaz de multitasking se volvió un deseo común, tanto personal como laboralmente. Desde las organizaciones incluso se promovía, considerándolo una habilidad que beneficiaría el rendimiento.

Sin embargo, esa imagen de una persona contestando al teléfono mientras redacta un informe y gesticula respondiendo al tiempo a un compañero, tan de película americana de los 80, ha pasado de ser una meta admirable a algo que se ha de evitar.

 En un mundo en constante movimiento y con la tecnología desempeñando un papel central en nuestras vidas, el multitasking se convirtió en un término comúnmente asociado con la eficiencia y la productividad, pero diversos estudios han demostrado más perjuicios que beneficios ante la falta de foco al realizar una tarea.

Te animamos a poner toda tu concentración en leer este artículo, donde te vamos a desterrar algunos mitos del multitasking.

Mito 1: El que tiene la capacidad de hacer más tareas al tiempo es más productivo.

La idea de que podemos realizar múltiples tareas al mismo tiempo es muy atractiva, pero la evidencia sugiere que no somos tan buenos en ello como creemos. En lugar de realizar tareas simultáneamente lo que hacemos es alternar rápidamente entre ellas. Esto puede dar la ilusión de multitasking, pero en realidad estamos usando nuestra capacidad de atención dividida.

Dividir la atención entre varias tareas puede resultar en una disminución en la calidad del trabajo y un aumento en los errores. En lugar de ser más eficientes a menudo nos encontramos perdiendo tiempo al cambiar constantemente entre tareas, lo que se conoce como "cambio de contexto". Esto puede llevar a la fatiga mental y la falta de concentración.

En un artículo de DASA relatan que Según Gerald Weinberg (Quality Software Management: Systems Thinking), hay una pérdida de alrededor del 20% del tiempo total por cambio de tarea. Por lo tanto, un menor número de cambios de tarea conlleva una menor pérdida de tiempo.

Estudios realizados en la Universidad de Stanford han demostrado que la multitarea es menos eficiente que centrarse en una sola tarea a la vez. Aquellas personas que intentan gestionar múltiples flujos de información electrónica durante su trabajo tienden a ser menos productivas. En lugar de hacer varias cosas de manera competente, es más probable que realicen todo de manera deficiente.

Los estudios sugieren que aquellos que se dedican al multitasking con frecuencia pueden mostrar niveles más altos de impulsividad y ser más propensos a minimizar los riesgos asociados con abordar múltiples tareas al mismo tiempo.

Mejor dejemos los malabares con los platos chinos para los profesionales y centrémonos en que no se rompa el que estamos usando.

 Mito 2: Podemos entrenar la capacidad multitarea ¡vayamos al gimnasio del multitasking!

No, el entrenamiento déjalo para después del trabajo y, desde luego, no entrenes el multitasking.

Numerosos estudios han demostrado que la multitarea dificulta la capacidad de prestar atención y recordar información. Cuando se intenta hacer varias cosas a la vez, el cerebro se ve sobrecargado y no puede procesar la información de manera óptima. Esto resulta en una mayor probabilidad de errores y una disminución en la retención de información.

Si bien es cierto que el multitasking es una destreza que se puede desarrollar con la práctica, no todas las tareas son igualmente adecuadas para ello. Tareas simples y rutinarias pueden ser más fáciles de combinar (lavarse los dientes a la vez que se recoge algo), mientras que actividades profesionales que requieren concentración profunda y pensamiento creativo son más susceptibles de sufrir menoscabo debido a la división de la atención.

Un estudio publicado en la revista Nature reveló que realizar dos o más actividades digitales al tiempo reduce la atención y genera fallos en la memoria a corto y largo plazo. Ojito con ver la televisión mientras tuiteas y revisas tus correos. Esta multitarea genera un lapsus de atención en el momento previo al recuerdo, por lo que afecta a las señales conductuales y neuronales de la memoria.

Por si esto fuera poco, alguien que está realizando multitarea en un entorno colectivo (mirar su móvil mientras le hablan) denota una baja conciencia social, una habilidad muy importante para el desarrollo de algunas actividades profesionales.

Mito 3: Las mujeres son más capaces del multitasking que los hombres.

Pensemos con detenimiento a quién beneficia ese mito de que las mujeres son más capaces de hacer muchas cosas a la vez, total, ellas “nacen multitasking”. Ese mito normaliza ver a una mujer trabajando, mirando el ordenador con un teléfono en una mano, el plumero en la otra y un niño pequeño agarrado a sus piernas… La imagen lo dice todo.

Si bien algunas investigaciones han explorado las diferencias en la capacidad multitasking entre géneros, la variabilidad interindividual es mucho más relevante. La habilidad para realizar multitasking es una destreza que varía ampliamente de persona a persona, independientemente de su género.

¿De dónde viene esa imagen de la mujer-pulpo capaz de abordar una tarea con cada tentáculo?

En los años 90 Irwin Silverman y Marion Eals compartieron su teoría del cazador-recolector, donde los hombres desarrollan habilidades relacionadas con la caza y las mujeres con la recolección y cuidado de los niños, por lo que estas últimas desarrollarían genéticamente la capacidad multitarea. Sin embargo estudios posteriores  afirman que las diferencias pueden explicarse por el adiestramiento y el aprendizaje en lugar de por un programa genético.

Las mujeres históricamente han asumido una carga desproporcionada de las tareas domésticas y de cuidado, lo que puede haber contribuido a la percepción de que son más capaces de realizar varias tareas a la vez. Sin embargo, esto es más una cuestión de experiencia y adaptación a roles específicos que una diferencia innata en la capacidad multitasking.

Mito 4: el multitasking es un super poder.

Lo sentimos, esto tampoco es cierto. Además de por todo lo anteriormente mencionado: la pérdida de tiempo, la pérdida de foco, las alteraciones en la memoria e incluso el riesgo que supone (por ejemplo al conducir), el neuropsicólogo Theo Tsaousides alerta de la sobrecarga mental que produce, por lo que acabas haciendo todo tu trabajo con menor calidad.

¿Qué deben hacer las organizaciones?

Dicho todo esto, es cierto que algunas personas tienen más desarrollada la capacidad de simultanear tareas sin que esto afecte a sus entregas o su desarrollo profesional. Nuestra misión es ayudar a trabajar mejor, así que toma nota de algunas recomendaciones:

1-    Organiza tu jornada, marcando prioridades y objetivos.

2-    Identifica la tarea en la que has de poner el foco y concéntrate en ella en vez de intentar hacer varias a un nivel inferior.

3-    Trabaja tu concentración e impulsa tu creatividad desde un enfoque consciente.

4-    Si estás saturado, tómate un descanso en vez de saltar de una tarea a otra.

 En definitiva trabaja la atención focalizada priorizándola sobre la atención dividida. Si has logrado leer todo el artículo sin revisar el último vídeo de tik tok, hacer caso a la notificación de twitter o levantarte de la silla, ¡enhorabuena!

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